MIS LIBROS

Bueno aquí les vá la introucción de lo que será mi primer libro, no tengo todavía definido el nombre, quizá "los cuentos de mi tío", no lo se todavía, así que si tienen una idea por fa comenten....
se trata de un libro en el cual se recopilan leyendas de la localidad que mi tío Guillermo nos solía contar cuando eramos niños..

Nació en Los Óvalos, barrio humilde de un cantón Imbabureño.
En aquellas épocas apenas y existían calles, y las pocas que habían eran de tierra, cuyos polvorientos caminos casi no se podían transitar, el resto solo eran callejones o chaquiñanes en medio de quebradillas que pedían de sus caminantes un gran esfuerzo para poder atravesarlos.

Los vehículos eran solo cuentos, cuentos que venían de aquellos que podían salir a Ibarra, lo único que alegraba a los niños de esa época era el paso del tren o del autocarril por la vía férrea que pasa junto al barrio, su ansiosa espera se veía satisfecha cuando esto sucedía, y mientras tanto se divertían jugando a las bolas, el aro, y tantos otros juegos que hoy ni siquiera sabemos que existieron. La única escuela (unidocente claro) llegaba solo hasta cuarto grado (ahora quinto de básica) y se hacia repetir a los mejores alumnos para que pudiesen representar a la escuela en actos académicos interescolares (hoy es al contrario).

Ahí en ese barrio de amigos y familiares creció junto a sus 7 hermanos, y entre juegos y caminatas al cerro Imbabura (a traer leña o agua, no de paseo) fue conociendo y descubriendo lo que hoy nosotros solo podemos saber por medio de leyendas.

Si es cierto o mentira, solo nos lo podría decir aquel que ya no esta con nosotros.
 TIO GUILLO

Pero cuando me contaba aquellas experiencias, se le podía ver el miedo y la excitación de revivir esos momentos una vez más.

Yo le conocí cuando apenas tenia 5 años, recuerdo claramente su rostro siempre sudoroso debido al cansancio que le producía la larga jornada de trabajo en la tierra, con su pala en mano llegaba de regreso al hogar a la hora del almuerzo, se sacaba el pequeño sombrero de paño negro que cubría su rostro del inclemente sol que a esa hora asediaba, y con un ¡Fiuuu! Y retirando el sudor de su frente se sentaba en su lugar en la mesa, tomaba su pilche, y se servia un buen trago de agua del pondo ubicado junto a la mesa para tratar de amainar en algo el calor que sentía su cuerpo.

Era entonces, una vez que ya se había servido los alimentos y habiendo agradecido a su Dios por los mismos (nadie podía comer sin antes orar, era una tradición que con el tiempo ya casi se ha perdido) se sentaba en el poyo del corredor de entrada a la casa y nosotros ansiosos lo seguíamos (mi hermana, primas y claro yo) para que nos relatara sus tan espeluznantes vivencias. A veces el lo hacia, pero la mayor parte de ocasiones el prefería continuar de inmediato con su labor en el campo, mucho mas si eran épocas de siembra o de cosecha, en las cuales por supuesto todos teníamos que ayudar, muchas veces empujados con un acial de la mano de nuestros padres.

Pero el momento que mi tío prefería para sus historias era la noche, justo antes de acostarnos, no se si lo hacia para asustarnos mas fácilmente, pero lo que si, no podíamos dormir tranquilos, con la inquietud de que alguno de esos seres aparecerían cualquier rato por la ventana o peor aun dentro del dormitorio, mirándonos fijamente a los ojos mientras ni siquiera éramos capaces de echar un grito al ver que se nos acercaban poco a poco aquellas siluetas oscuras que se asemejaban a los seres que aparecían en los cuentos de mi tío, cuando el veía esta reacción lo que hacia es alzar su tono de voz y hacerla un poco mas gruesa y misteriosa, provocando en nosotros unas ganas inmensas de gritar, y mientras relataba semejantes encuentros con seres del mas allá, nosotros permanecíamos estáticos bajo las cobijas de la cama, a punto de escondernos bajo las mismas.

Al finalizar su increíble relato, echaba una carcajada y se marchaba a dormir para poder madrugar a continuar con su labor en la tierra, o si no para emprender las largas travesías por medio de las montañas para ir a dejar o a traer el ganado que pastoreaba en la hacienda de algún amigo por Quitumba o sus alrededores.

Aquel hombre fue especial, a pesar de que tenia los mismos gustos de todos sus amigos, como pasear en bicicleta, salir al chance, o irse a alguna cocha a nadar, nunca abandono, como la mayoría, el trabajo en la tierra, continuó labrando y haciendo producir las tierras que estaban a su alcance, obteniendo la cosecha que satisfacerla los hogares de sus hermanos mas cercanos (casi todos).

Pasaron muchos años, es así que en su vejez, solo, en una casa de tierra y alejado del barrio, caminaba a visitar a los hermanos que tenia mas cerca apoyándose en su inseparable pala, que debido al duro e incansable trabajo, ya casi estaba por desaparecer, es que es una Bellota solía decirme, esta aguanta todo.

A pesar de todo seguía trabajando o cuando de “mala suerte” me cruzaba por ahí, me llamaba y me hacia que terminara su jornada, con el junto a mi para que hiciera las cosas bien decía, ‘porque ya nadie trabaja como yo’, a cambio de la ayuda al final del día me brindaba un gran vaso de cola que tenia bien escondida junto a su cama como el mas preciado tesoro ‘que rico veneno’ decía, ya que su medico le había prohibido dicha bebida, pero siempre el hacia lo posible por conseguirla aunque en contra de la voluntad de la Rosario, la Elena, y la Empera quien por cierto es la dueña de la tienda en donde mi tío compraba la cola.

Ya se le veía cansado, pero nunca dejo de satisfacer nuestra necesidad de escucharle una y mil veces sus relatos, ya en sus ojos casi no existía la picardía de producirnos el miedo, sino más bien la alegría de sentir nuestra compañía, no sentirse solo.

Así llego hasta que un día su Dios decidió llevarle junto a el, me imagino que estará allá arriba labrando las nubes para hacernos producir para todos la cosecha mas rica, la lluvia.


GRACIAS TÍO

BUENO AQUÍ EMPIEZA UNA POR UNA LAS LEYENDAS QUE MI TÍO SOLÍA CONTAR. MUCHOS YA LAS HABRÁN ESCUCHADO, PERO EL LAS VIVIÓ.




 

3 comentarios:

  1. Tan bellos recuerdos, me has sacado mas de una lágrima. Excelente, te felicito

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  2. Querida prima, me emocioné mucho, casi lloro de alegría al leer. Gracias por compartir y dar a conocer las aventuras, anecdotás y demás vivencias del barrio (lastimosamente no tuve esa misma fortuna).
    Felicitaciones, si desea puedo ilustrar el libro.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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no te vayas sin comentar!!!!!